Granadilla, cuando yo nací en junio de 1953, era un pueblo feliz
Muchos de sus habitantes trabajaban en las obras el nuevo pantano y los que tenían propiedades, por debajo de la cuota 390, iban a cobrar la expropiación de sus tierras
Se estaba construyendo un puente sobre el arroyo de la Aldobara y se iba a convertir en zona regable, 14.000 hectáreas, en el margen izquierdo del rio Alagón
El agua necesaria se sacaría directamente, por elevación, del embalse Gabriel y Galán ya que “los recursos hidráulicos disponibles superan a las necesidades de la zona” según el M.O.P.
A comienzos de 1954, el Gobierno y la Constructora del Pantano se dieron cuenta de que el agua que se sacara del embalse no pasaría por las turbinas y por consiguiente no produciría electricidad
Entonces cambiaron los planes y dieron prioridad a la producción eléctrica
Por un decreto, que no hemos visto, de 24 de junio de 1955, retiraron el médico, el cura, los maestros, dejaron de prestar los servicios básicos y obligaron a sus habitantes a abandonar su pueblo, con absoluto desprecio, al estilo de la época de entonces
Del trato en la época actual ni hablamos.